L’Etape del Tour de France 2018 – Crónica de Francisco Palacios

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El Tour de Francia no es solo interminables siestas en el sofá sino también escenario de batallas épicas y hazañas dignas de ser revividas una y otra vez.

Eso precisamente es lo que más me gusta de esta Gran Fondo de L’Etape, que te permite vivir o sufrir en tus carnes lo que pasan los profesionales durante un día. No cobrarás lo mismo pero la gloria que te llevas para casa tras cruzar la línea de meta es mucho mayor que la de 129 corredores de los 130 que forman el pelotón del Tour.

Prueba viviente de ello es la gran crónica que nos trae Francisco Palacios, que tras debutar el año pasado con su primer triatlón, decidió probar (con un poco de desconfianza, todo hay que decirlo) con estas pruebas granfondo. Tras leer su historia de esta mítica L’Etape… no creo que tarde en repetir.

Lo grande de esta prueba es que corres exactamente por las mismas carreteras que lo harán los ciclistas profesionales un par de semanas más tarde.

En la edición de este año, han decidido replicar la etapa 10 (la del martes 17 de julio) en la que finalmente no hubo ataques importantes y los gallitos de la general llegaron casi de la mano.

A mí, desde luego, me ha emocionado mucho más Fran con su crónica que el mismo Froome siguiendo la rueda de sus 7 compañeros del equipo Sky.


L’ETAPE (by Le Tour de France)… imitando a los profesionales por un día

 

El año pasado mi vecino Elmer me habló de una carrera que cada año replica aleatoriamente una etapa del Tour de Francia y que se celebra justo una semana antes de que la hagan los profesionales.

Me dijo que los dorsales volaban en 24 horas y que se iba a abrir la ventana para comprar al día siguiente.

Me comentó además que en 2018 L’Etape empezaba en Annecy, una de las ciudades conocidas de Francia más cercanas a Ginebra. Tiene también un triatlón Olímpico que esta temporada coincidió con el Spiezathlon y por eso me lo perdí.

No me tuvo que insistir mucho, me calenté yo sólo y me apunté. Aquí podéis ver el recorrido de L’Etape.

 

L'Etape

 

Mientras me inscribía estuve mirando el recorrido, 170km con cuatro puertos de montaña acumulando unos 4,000 metros de desnivel positivo.

 

«Me invadió una sensación entre vértigo y arrepentimiento cuando tan solo llevaba inscrito cinco minutos»

 

Esa mala sensación se debe a diversos motivos; mi distancia más larga en bici hasta la fecha era de 90 km en llano a ritmo paseo ligero, mi bajo rendimiento en el sector bici en triatlón y mi concepción del ciclismo como el somnífero habitual de las siestas veraniegas de mi juventud.

Todo esto me ha llevado a considerar este evento como el incómodo castigo de mi agenda deportiva 2018.

 

L'Etape Tour de France

 

El entrenamiento de la temporada se ha centrado en triatlón puramente de cara a meter el pie en media distancia. Por tanto, no ha habido escaladas (salvo una por casualidad que luego comentaré) y las tiradas largas han sido relajadas y a veces por motivo de falta de tiempo no todo lo largas que debieron.

Como agravante diré que a la fecha de L’Etape del Tour ya sumaba en mi cinturón las dos medias distancias de triatlón previstas para la temporada y que en las dos tuve duros episodios de calambres al comenzar el sector carrera a pie.

Como veis, mi relación con la bici no pasa por su mejor momento.

En concreto, el sector bici de Raperswil 70.3, cuyo desnivel desconocía pues pensaba que sería plano como una explanada, estuvo a punto de sacarme de la prueba.

A escasos cien metros del comienzo de la carrera a pie los calambres me dejaron postrado en el suelo ante las miradas tanto compasivas como indiferentes de cientos de atletas que me pasaron en los cinco minutos de agonía espasmódica.

Por cierto, durante la bici en Raperswil en una subida me pasó un dorsal con bandera de España, nombre Carlos y al ver el logo de La Casera de repente caí en que era un asiduo de este blog.

Me acerqué para saludarle aunque con la fatiga no sé si fui capaz de explicarle bien porqué le saludaba.

Si lees esta crónica Carlos ya sabrás porque un tío se acercó a decirte no sé qué de la casera y un blog, te mando un abrazo.


Pues claro que Carlos es un asiduo de este blog, os dejo una de sus múltiples colaboraciones:

Ironman Mallorca 70.3 – Crónica de Carlos Muñoz


Quiero aprovechar para dar una recomendación al lector si alguna vez los calambres le machacan simultáneamente en ambos cuádriceps y femorales:

Posición a cuatro patas, aunque ridículo, lo sé, es la única forma, al menos para mí, de sofocar la agonía de las piernas en su conjunto, porque cuando intentaba relajar solo un músculo al tiempo me atacaba el contrario y no fue hasta que adopté la posición canina que empecé a sentir que saldría al paso.

Llegamos el día anterior a la carrera por la tarde a Annecy a la recogida de los dorsales.

Más de diez mil ciclistas por las inmediaciones de aquí para allá con la bici a cuestas bajo un sol de treinta grados. Mi vecino, lesionado por un accidente entrenando un mes antes, creo que vino porque le daba cosa dejarme sólo después de haber sido el instigador del plan porque la verdad es que no estaba en condiciones.

Luego descubrí que la razón también era que es un ciclista empedernido que lleva ya cuatro etapas del tour de Francia, entre otras pruebas, y además colecciona las gorras del Tour.

Rotos mis prejuicios contra las gorras ciclistas, que siempre he asociado al Chavo del 8, me hice con una yo también como podéis ver en la foto donde nos defendemos del calor de la mejor de las maneras.

 

L'Etape Tour de France

 

Realizados los trámites dimos un paseo por la feria donde descubrí la marca Catlike, de Murcia, que tiene cosas bastantes guapas, también para triatlón, y que todo lo fabrican en España.

Los chicos del stand eran súper amables y mi vecino se compró zapas y casco por un precio muy bueno y con un pintón. Venden online, se pueden personalizar los productos y en concreto el diseño de los cascos, tanto en estilo como en seguridad me pareció muy top, alguno caerá seguro.

 

Catlike triatlon

(Haz click en la imagen para ir a su web)

 

A la mañana siguiente desayuno tempranero de 5:30 y al coche, aparcar lo más cerca posible de la salida y pedalear rumbo al punto de encuentro.

Antes de llegar ya escuchamos por megafonía la salida de los más rápidos a eso de las 6:30. Nos colocaron muy bien en una amplia avenida, en bloques o grupos de mil ciclistas cada uno, según las expectativas de tiempo.

Yo me cogí la última en la expectativa de ser recogido por el coche escoba pero al final me colé en la de mi vecino para ir juntos.

Momento de salida, máxima motivación, a los lados de la avenida paneles enormes con fotos de los grandes del ciclismo, vi la foto del que se puso a repartir «galletas» a los manifestantes que se encontró en plena etapa, anécdota que leí en la siguiente entrada de este blog:

 

El día que Bernard Hinault se bajó de la bicicleta a base de puñetazos

 

El discurso de salida fue un subidón total, el mensaje era que si estábamos en la línea de salida era porque éramos unos cracks y estábamos a punto de confirmarlo en cuanto empezáramos a rodar. Aquí os paso una foto del gran momento.

 

L'Etape Tour de France

 

Comienza L’Etape con unos veinte kilómetros alrededor del lago de Annecy bastante rápidos.

Nos pasan pequeños pelotones que parece que van a motor, estoy deseando ver en vivo a los profesionales, eso tiene que ser ya otra cosa. Todo muy fluido y unas vistas brutales del lago y al fondo en lo alto nuestro cuatros amigos a los que nos disponemos a verles la nuca.

Os dejo una foto aunque aérea, porque lo que impresiona es ver las montañas desde abajo ya que la sensación de inmensidad es aun mayor.

 

L'Etape Tour de France

 

Entramos en un pequeño puerto que ni siquiera está indicado en los planos porque al parecer no da el tipo. Se trata creo de unos 3 kilómetros al 5%  que no merece llamarse puerto, vaya tela.

Le sigue otra tirada rápida y nos plantamos a los pies del primer puerto. Aquí lo tenéis.

 

L'Etape Tour de France

Col de la Croix Fry

 

Cada puerto tiene debidamente señalizado cada kilómetro, indicando la altura a la que se encuentra sobre el nivel del mar, el desnivel de los próximos mil metros y los kilómetros restantes para llegar al puerto.

Ello te permite gestionar el esfuerzo y energías por kilómetro y al fragmentar la información por tramos se hace más llevadero. Imagino que estoy contando una obviedad para los experimentados escaladores que leen este blog pero por si hay algún novato en la escalada como yo esto le agradará tanto como a mí.

Hablando de señalizaciones de desnivel, hago un inciso…

Dos semanas antes la L’Etape hice una tirada larga por la ruta 50 que une Ginebra con Olten (a una hora escasa de Zurich) e inexplicablemente en algún punto que ya conocía me perdí.

Mientras pedaleaba un poco mosca por la inclinación que estaba tomando el asunto vi en la cuneta una señalización tirada que decía “La Barillette Km 1” y algo más que no pude ver. Entonces pensé que por ahí se habría organizado una carrera recientemente y decidí seguir adelante.

En la segunda señal que sí que estaba clavada en su sitio entendí que la información no era de una carrera sino de un puerto de montaña. Aunque estaba solo me dio vergüenza dar media vuelta en busca de la 50 y decidí apechugar con lo que viniera, total eran 12 kilómetros.

Y por pura casualidad me hago mi primer ascenso a La Barillette, que para mi grata sorpresa tengo cerca de casa. Aquí os muestro el desnivel, todo un juguetazo.

 

L'Etape Tour de France

 

La verdad que fue absolutamente providencial encontrarme con esto porque pude en cada kilómetro entender por primera vez el esfuerzo que los diferentes porcentajes de desnivel demandan.

Mi conclusión fue, hasta 7% aceptable, entre 7% y 10% duro y a partir de 10% inaceptable.

Esto me permitió ver con claridad cuán inaceptable fue el segundo puerto de la Etapa del Tour donde se empalmaron varios kilómetros con desniveles “inaceptables” por rutas tan estrechas y cargadas de vegetación que no sabías si el calor era del ambiente o el que emanábamos los propios ciclistas. Aquí os paso el perfil.

 

L'Etape Tour de France

 

En esta subida me perdí de mi vecino que ya me avisó que en el segundo o tercer puerto se desviaría hacia algún pueblo cercano a Ginebra para que le recogieran en caso de quedarse sin gas. Y así lo hizo según descubrí unas cuantas horas después.

Los calambres dieron algún aviso durante el kilómetro 4 donde acumulábamos ya un rato jugando con fuego pero bailando un poco sobre la bici conseguí zafarme de ellos.

Al llegar arriba supe que, salvo por fatiga acumulada, podría superar L’Etape sin calambres ya que la máxima concentración de desnivel de todo el día estaba superada.

El tema avituallamientos, unos solo de agua, otros de comida la verdad que súper bien organizado. Ahí es donde se pierde un poco el norte y te das cuenta de que realmente eres un deportista popular rozando lo dominguero, que si el queso, que si el bizcocho, voy al servicio, recargo el agua, el isotónico, más agua que me la he bebido y de paso a ver esos frutos secos…

Se te va el tiempo y yo no recuerdo haber visto a Contador parándose en una de estas a hacerse un bocata. Además, al menos en mi caso, pese a quemar unas 6,500 calorías en la prueba yo no pierdo un gramo de peso en estas pruebas.

Me consuelo  pensando que al menos no me gusto como muchos que se buscan una buena sombra para echarse en la hierba un rato a reposar.

El comienzo del tercer puerto me desconcertó bastante y ya entiendo el motivo. Yo había visto los diferentes perfiles de los puertos que la web cuelga individualmente tal y como os los pongo en la crónica, excepto en el caso del tercero y cuarto que los pone juntos. Al estudiármelos individualmente y unido a que ya vienes de hacer dos puertos donde la escalada y el descenso entre puertos se empalman pues la inercia te hace pensar que el tercer puerto no será menos. Y no es así.

 

L'Etape Tour de France

 

De hecho la zona que señalo en rojo, que va nada más y nada menos que del kilómetro 95 al 132 no existían en mi cabeza.

Por tanto me confundió bastante que el supuesto tercer puerto que comenzaba en el 95 porque me resultó demasiado fácil para ser verdad.

El siguiente descenso y largo llano me dejó ya loco del todo. Decidí no pensarlo y ponerme lo más aerodinámico que pude y disfrutar al puro estilo triatlón. Cuando en el kilómetro 132 las cosas empezaron a rozar lo inaceptable, le pregunté al de al lado si esto era el tercer o cuarto puerto. Me dijo que estábamos en el tercero y que el cuarto vendría después… perfecto.

No tengo demasiados recuerdos de este puerto, iba súper concentrado mirando poco más allá de la rueda alternando pedales sentado con baile para evitar calambres. Con tanta concentración fue el puerto donde mejor me vi porque pasé a mucha gente. Por el contrario, las vistas fueron poco más excitantes que las de una sesión invernal de rodillo. Aquí tenemos el perfil del tercer y cuarto puerto.

 

L'Etape

 

En este caso tercer y cuarto puerto sí que iban seguidos como recordaba. Miraba el reloj y me parecía un error el número de horas que llevaba en la bici. Hasta tal punto que mi parada en el último avituallamiento fue más propia de la de uno que quiere hacer tiempo y es que tenía ya ganas de acabar.

Lo único que recordaba del último puerto es que era jodido pero que si había pasado los tres primeros sin serias dificultades el cuarto no impediría acabar.

Con esa idea en la cabeza cada kilómetro era pura sorpresa y esperaba ansioso leer la información en cada panel.

Lo que no sabía es que cuando el desnivel no cambia de un kilómetro para otro no te dan la información así que por dos veces me encontré con paneles donde la única información que me importaba no la suministraban. Entonces pensé que no daban la inclinación porque llegados a ese punto podría resultar contraproducente para los ciclistas saber que las cosas irían a peor. Y es que durante los 3 kilómetros que tienen 9% de media, había unos saltos de desnivel que eran insufribles.

Para salir de dudas el siguiente panel después de varios “incompletos” te confirma que toca ir por encima del 10% y a esas alturas realmente duele en todos los sentidos ver semejante anuncio.

Es aquí donde la L’Etape me muestra su lado más duro, el número de ciclistas que van a pie es tan numeroso que toca ir al loro serpenteando, gente tumbada en los arcenes pese a estar a mil metros del final, pero lo que más me sorprendió fue la gente en la cuneta vomitando a lo bestia.

Al ritmo que vas subiendo, con el silencio del ambiente y la intensidad de las arcadas te tiras escuchando los vómitos un buen rato y como vas enlazando unos con otros se hace un poco agónico.

Empiezo a llegar al límite de mis fuerzas, hago un conato de bailar en la bici para repartir fatiga y evitar calambres y me doy cuenta de que eso ya no es una opción.

Había un letrero al empezar el último puerto que decía algo así como “Llegados aquí cada pedalada es un éxito” así que decido repetir mentalmente mientras pedaleo “un, dos, un, dos…” falto ya de recursos físicos y mentales mejores. Y así contando pedaladas conquisto la última cima con dos lagrimones en los ojos.

Y es que la sensación en las piernas de alcanzar un llano donde ves la indicación de que último puerto ha sido conquistado es algo que no se puede explicar con palabras.

Pasado este punto ya solo queda un descenso de 15 kilómetros que ha sido lo más placentero que he hecho en mi vida sobre ruedas, no solo por la satisfacción sino por lo increíble que el descenso es en sí mismo. Sirva de evidencia mi gesto en la foto, que aunque capada refleja claramente el máximo goce del momento

 

L'Etape

 

Vuelvo a casa con mi medalla y varias lecciones aprendidas.

En descenso no tengo nada que hacer porque la velocidad me da miedo; en sector bici llano de triatlón tampoco porque las cabras me quitan las pegatinas, pero escalando, escalando amigo no hay miedo ni cabra que valga, es cuestión de pellejo.

 

«Esto ha sido un auténtico flechazo. He oído Marmotte?»

 


Muchas gracias Fran por esta segunda crónica sobre una Gran Fondo tan mítica como es la de L’Etape del Tour de Francia.

Os dejo abajo la otra crónica que tiene Fran en el blog, su gran debut en el Xterra Suiza del año pasado.

Xterra Suiza 2017 – Crónica de Francisco Palacios


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CRÓNICAS DE CARRERAS


 

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2 comentarios en «L’Etape del Tour de France 2018 – Crónica de Francisco Palacios»

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