Maratón de Jungfrau – Adrián Borrallo

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¿Te imaginas un maratón, con sus 42km de sufrimiento pero en el que tienes 2km de ascensión vertical antes de llegar a la línea de meta?

¿Te imaginas también que esa «dulce tortura» discurre por un paisaje que parece sacado directamente de un episodio de Heidi, en las laderas de los Alpes suizos con sus cumbres nevadas dibujadas en un idílico cielo azul?

Si eres capaz de visualizar eso ya te puedes hacer una idea de lo que es el Maratón de Jungrau que ha sido declarado como uno de los más duros del mundo.

No en vano es el de mayor ascensión acumulada de todos los celebrados en Europa y sin lugar a dudas, uno de los más espectaculares.

Algunos se refieren a él como el sueño de cualquier masoquista.

RELACIONADO: Ironman Italia, otra crónica de Adrián

A pesar de que durante el invierno, esta zona de los Alpes se encuentra tomada por hordas de esquiadores amantes de la adrenalina, desde su primera edición en 1993, en septiembre unos 4000 aventureros (la mayoría suizos) se las ven y se las desean para hacer la ruta en sentido contrario con menos nieve, más sangre, mucho más sudor y alguna que otra lágrima seguramente.

A pesar de conocer estos ingredientes, Adrián, que no se deja asustar facilmente, se armó de valor (a veces confundido con locura) y decidió apuntarse al famoso Maratón de Jungfrau, en la bonita zona de Interlaken.

Su recompensa

  • Unas impresionantes vistas en primera persona de las montañas Eiger, Mönch y Jungfrau.
  • El orgullo de haber terminado el que en 1997 fue declarado como el maratón más hermoso del mundo por la famosa guía «Ultimate Guide to International Marathons».

Y el precio a pagar

  • Longitud: 42,195 km
  • Ascensión vertical: +1823 m / -268 m (+2000m acumulados)
  • Superficie: 49.7% carretera asfaltada, 37.3% camino de montaña, 13% pasos de montaña.

Os dejo con la crónica de esta hazaña que él ha sabido plasmar de manera muy amena de principio a fin.

Personalmente, me a ha gustado especialmente la primera conclusión que saca tras cruzar la línea de meta (listadas al final del texto) ya que me he visto en esa misma situación en numerosas ocasiones.

Sin más pistas, vamos con su relato.

Maratón de Jungfrau – Interlaken (Suiza) (10.09.16)

Porque no todo va a ser triatlón, un poco de trail running.

Jungfrau-Marathon

 

INTRODUCCIÓN:

Este año me he aficionado al trail running.

Ello se debe a mi afán por hacer mis entrenamientos de carrera más divertidos de cara a preparar triatlones.

Tras leer el blog de David Santurtzi, un ultrero mala bestia, empecé a correr por los senderos cercanos a mi casa ya que perderme por el monte me produce un efecto “balsámico” que ha hecho que me enganche a correr más allá de cumplir expediente en esta disciplina del triatlón.

En junio del año pasado ya probé en la media maratón del Aletsch Glacier (800m desnivel). Este año hice la Arosa Snowrun (16,8km; 918m de desnivel) en enero y la maratón de Zermatt (45,6km; 2.458m de desnivel) en julio. En todas tuve una experiencia muy positiva.

Habiendo oído hablar tanto de la maratón de Jungfrau decidí apuntarme. La 24ª edición celebrada el 10 de septiembre representaba el último gran reto de la temporada.

Algunos datos:

Jungfrau perfil

  • La maratón comienza en Interlaken a 568m sobre el nivel del mar y acaba en Kleine Scheidegg a 2.100m
  • Participantes: 4.180. 76% hombres (mayor 82 años); 24% mujeres (mayor 76 años)
  • Record de carrera: 2h 49 min 02seg
  • 20.000 espectadores y 1.700 voluntarios

PROLEGÓMENOS DE CARRERA:

Como en casi todas las competiciones por la mañana toca madrugón.

Me visto y comienzo a revisar el material, me he olvidado las lentillas y las pastillas de sales. Bien empezamos…

Bajo a desayunar y echando en falta mi arroz con aguacate me pongo tibio a tostadas con Nutella, fiambre y plátano.

De repente me entra un apretón en el estómago que no me da tiempo ni a acabar el café. Corriendo a la habitación a soltar lastre y ahora encima con la preocupación de si en la carrera la cosa se pondrá peor cuando ingiera geles. Seguimos mejorando…

Tras haber visto durante toda la semana un parte meteorológico desfavorable, afortunadamente el día amanece soleado y la temperatura es agradable.

De camino al registro hay ambientazo, superando con creces mis expectativas.

Para ser una maratón hay tanto postureo como en un triatlón, los participantes lucen camisetas de finisher de todo tipo de competiciones. Sin duda para llevar el block de notas y apuntar carreras para años venideros.

Para mi alegría descubro otra marca de geles sin gluten, Sponser.

Tras colgarme el dorsal y finalizar preparativos me dispongo a entregar la mochila. Aquí la escena es propia de la segunda guerra mundial. Largas colas de gente para entregar la mochila en camiones. Me recordaba a escenas donde la gente se acumula alrededor de los camiones esperando que les tiren patatas o arroz para comer.

Coche zombiesSi te fijas bien puedes ver a Adrián dejando su mochila en el coche.

Tras un rato en la cola entrego la bolsa y veo como la tiran “alegremente” dentro. Rezo para que la pueda encontrar al final de la carrera, intacta, entre las 60 toneladas que se transportan a la meta

Al colocarme en la salida para mi asombro me posiciono al lado de un señor de unos 70 años que le esta contando a un kiwi que esta es su 22ª participación. Lleva una camiseta de finisher 2016 de una carrera de 78km.

Animal!!

Adrian BorralloAdrián feliz antes de salir mientras su hijo le resetea de nuevo el reloj…

COMIENZA LA CARRERA:

Jungfrau salidaLínea de salida poco antes de las 9 AM

Suena la bocina y nos damos al lio.

Los primeros 3km son alrededor de Interlaken. La gente va muy a tope, mucho más que en Zermatt y parece que ignoran que les esperan 1.600m de desnivel muy positivos.

Poco antes de salir de la ciudad veo a mi mujer que me dice que ya ve muchas caras de sufrimiento.

No suelo ser quejica en las carreras pero en esta desde el principio no me siento cómodo.

Me duelen los pies y tras 6km empiezo a talonar porque sino tengo la sensación de que me fracturaré el pie.

Me ajusto a un ritmo cómodo 5min/km pero noto las piernas pesadas y la boca seca, supongo que todo este malestar es debido a que el día anterior tuve un día de mucha tensión en la oficina en el que comí y bebí mal.

Es lo que tienen los cierres de mes.

Resumiendo lo que va de carrera: dolor de pies, piernas pesadas, deshidratación… Quejica.

Al llegar al primer punto de avituallamiento intento beber. La mitad del primer vaso se me derrama sobre la camiseta. Pruebo una segunda vez, el 80% del agua a la camiseta.

¡Seré idiota!

¡Parece mentira que a estas alturas de la temporada no tenga la técnica pulida!

Al poco rato tengo los pezones a fuego vivo, de tal forma que voy tirando de la camiseta para fuera.

La escena es dantesca, la gente sigue yendo a tope.

A parte de que me encontraba hecho una “M” paso de que se me caliente la cabeza y sigo a un ritmo cómodo. En Zermatt lo hice igual y me fue muy bien adelantando a muchísima gente en el tramo final.

Tras finalizar el tramo asfaltero corremos a la vera del rio, este fue un momento muy guapo con una neblina por encima del rio que le daba un toque muy “Señor de los Anillos”. Este tramo es ancho suficiente como para no ir pisando ni chocando con la gente como me ha ocurrido en otras carreras populares de trail run.

Las piernas me pesan mucho y me pregunto si si será debido a las pantorrillas de compresión.

¿Estaré exagerando llevando pantorillas y medias de compresión?

Dejo de «paranoiarme» y me enfoco en la carrera, en el paisaje. Me fuerzo en pensar en cosas positivas. Por ejemplo, llevo buen control de la nutrición y cada 10km me tomo un gel.

Tras 4 avituallamientos le cojo el truco a beber sobre la marcha. ¡Ya era hora!

Descubro que doblando el vaso de cartón es mucho más fácil ingerir agua (para el que no lo sepa).

Menos mal porque hace mucho calor. Sudo mucho y me alegro de llevar muñequera, adquisición para el Ironman de Zurich. No sé a vosotros pero mi sudor es tan corrosivo como las babas de Alien y se me irritan mucho los ojos.

Observo que mucha gente lleva cascos para escuchar música. Otro tema controvertido… Yo soy purista y paso de estímulos aunque echo de menos alguna sesionaca discotequera.

¡Sobre el km 23 el Garmin se vuelve loco! Me marca ritmos que no haría ni cuesta abajo con un pitbull mordiéndome los huevos. Espero un poco a ver si se soluciona pero nada. Me rallo y reseteo el reloj.

Bendito el día en que haga una carrera sin problemas con el reloj.

En los pueblos aprovecho para mojar la cabeza en las fuentes. Aunque en algún avituallamiento dan esponjas, ¡están medio secas!

Me cruzo con gente de todas las nacionalidades: Nueva Zelanda, Taiwán, Japón, EEUU. Me pregunto cómo han acabado corriendo en un pueblo perdido de Suiza.

En el km 26, nada mas pasar Lauterbrunnen comienza la “cuesta del demonio” 3km y 500m de desnivel. Los marcadores pasan de ser de 1km a 0.25km. Imaginaros el golpe psicológico al ver un cartel amarillo acercarse y ver que solo has hecho 250m en 4 minutos.

Mayor golpe moral es ver como un participante con sobrepeso, camiseta de algodón negra, pantalones de baloncesto, zapatillas desatadas a punto de reventar y gorra beisbolera me adelanta.

Mi primera reflexión – soy un mierda de Ironman! Cómo me puede adelantar una persona que a primera vista debe pasar el día en el McDonalds… Mi segunda reflexión – se le van a reventar las rodillas en breve. Menudo cabrón que soy pensando eso.

Este chico me dio una lección de humildad y sobre todo, me recordó lo importante que es no juzgar una persona por su apariencia.

Y es que en esta carrera vi gente con todo tipo de complexión física dando mucha caña. De admirar.

JungfrauLos últimos kms es complicado adelantar por la estrechez del camino

Durante esta cuesta sigo con mis rayadas mentales; me planteo si estoy entrenando bien, si no soy tan rápido porque entreno tres disciplinas, si mi tolerancia al dolor no es suficiente, si debería hacer más carreras sprint para incrementar mi velocidad.

Tras estos 3km de cuesta me revientan los gemelos.

En el km 30 llego a Wengen, un pueblo con un ambientazo espectacular en donde me viene a la cabeza los recuerdos del público de Heartbreak Hill en el Ironman de Zurich pero multiplicado por dos.

Busco a mi mujer entre el público sin éxito, seguramente ha subido directamente a la línea de meta.

Al salir del pueblo un chico suizo, al ver la bandera del dorsal me grita en español con acento suizo-alemán “¡ánimo tío!”. Me parto de risa

¡Qué grandes son los suizos alemanes!

En el altavoz anuncian que ha llegado el 4° clasificado en 3h 8 minutos. Máquina.

En el km 31 veo un centro de masaje y decido parar ya que prefiero perder algo de tiempo pero mitigar problemas más serios en el tramo final.

Me atiende una chica muy maja que me da un masaje en frio. Otro voluntario se acerca y me ofrece «agua, coca cola o bouillon». Me falta la china para hacerme la manicura.

Mientras hablo con esta chica tan simpática de repente me veo diciéndola con convicción que acabaré la carrera. Esta tontería de frase me refuerza la moral.

El masaje me viene de perlas. Habré perdido 5 minutos pero confío en que recuperaré más tiempo del que habría perdido en las condiciones en que me encontraba.

Las cuestas más duras han pasado, no obstante soy incapaz de correr en sectores con pendientes que en un entreno normal haría corriendo. No puedo. Aunque estoy a 135 pulsaciones no tengo fuerzas para ir más rápido.

Sobre el km 35 siento un dolor de espalda brutal, creo que es debido a cargar a mi hijo. Otro pitbull, pero que no muerde 😉

Supongo que con la fatiga también era difícil mantener una postura erguida y la pisada ya la había perdido hace 29 kilómetros.

En cada sector llano aprovecho para correr y recuperar posiciones, en este punto ya hay muchos participantes que no pueden correr y voy escalando posiciones.

En el km 36 las vistas son tan espectaculares que me olvido del “espíritu competitivo” y me paro a hacer fotos. Cada parada de 20 segundos supone una pérdida de 20 posiciones pero me da igual, lo importante es disfrutar.

Jungfrau km 36

A partir del km 37 el sendero es muy estrecho y llegan las aglomeraciones. Parece que hacemos cola para comprar el iPhone7. Intento adelantar en los huecos. Algunos participantes se rayan pero, ¿qué le voy a hacer? Sin ando más fresco no les voy a esperar.

Voy liándome a hacer fotos del glaciar, en una de estas me voy a caer por el barranquillo.

En el km 40 me encuentro con un señor con una gaita y una falda escocesa y resulta que es el mismo que aparece en la portada de la revista de la carrera. Deduzco que debe tratarse un personaje mítico de la carrera: El “Manolo del Bombo” suizo (o escocés).

GaiteiroEl gaiteiro esperando en la cima es un clásico de esta carrera

¿Recordáis que reseteé el reloj, verdad? Pues con los cambios de desnivel y los ritmos variables perdí completamente las referencias de tiempo y me olvidé de tomar geles. Entre esto y que me dejé las sales en casa que tampoco había en los avituallamientos, en el km 40 me da el primer amago de calambre en el gemelo que casi veo las estrellas.

¡Vamos! No queda nada. Sólo hay que apretar los dientes un poco más.

En el km 41 tengo otro amago de calambre seguido inmediatamente por otro en el cuádriceps ¡Aaarrgh!

¡Tras superar un repecho puedo divisar la meta! Son 300m cuesta abajo.

Me pongo a correr a toda leche. El pitbull otra vez detrás. A cada zancada noto como si me fuese a desmontar y me vienen a la mente escenas de película con un VW escarabajo desmontándose yendo montaña abajo.

¡A tomar por culo señores! Aprieto dientes y en la recta adelanto a 4 participantes más.

Cruzo la meta de manera elegante, sacando pecho para presumir delante de mi mujer, que se ha chupado hora y media de tren con mi hijo para recibirme. ¡Cómo les quiero!

Sospecho que he estado cerca de mi objetivo de 5 horas. Al comprobar el resultado oficial mi tiempo es efectivamente de ¡5 horas… y 8 SEGUNDOS! ¡Malditas fotos, jajaja!

913° de la general, 136° de mi grupo de edad.

Adrian Borrallo splits

Fiel a su estrategia inicial Adrián fue de menos a más.

CONCLUSIONES:

Como veis no he parado de quejarme en toda la crónica y ello se debe a dos motivos:

  1. No tuve respeto a la carrera. La semana previa ni siquiera me mentalicé, lo cual me llevó a olvidarme cosas tan básicas como las lentillas (menos mal que traje gorra para el sol) y las sales. Tampoco ajusté las pantallas del Garmin para darme la información que quería (por ejemplo, la altitud).
  2. No la preparé bien. Tras haber participado a última hora en Ironman de Zurich decidí descansar en agosto sin hacer apenas entrenamiento especifico, o de ningún tipo.

Me alegré mucho de no haberme calentado viendo a la gente adelantarme en la primera mitad del recorrido y seguir mi guión.

Viendo los splits de los segmentos se puede apreciar la progresión que hice a partir de la cuesta del demonio del km 26.

Me he quedado con ganas de hacer más carreras de este tipo y en 2017 ya tengo alguna en mente. Con un poco de suerte lio a mi mujer para que la haga también.

Me gustó

  • Un público de 10
  • El paisaje a partir del km 30
  • Avituallamientos (x12) y centros de primeros auxilios/masajes (x19)

No me gustó

  • Demasiado tramo urbano o poco montañero, con la pendiente iniciándose sólo en el km 26
  • El tratamiento a mi bolsa que por suerte encontré al final 😉
  • 1.30h de tren para volver a Interlaken tras cruzar meta.
  • La cola de participantes que se forma a partir del km 37. Me recuerda a las colas de bici que se forman en los triatlones masificados. Así cualquiera evita el drafting

Muchísimas gracias Adrián por dejarnos esta crónica.

Mi más sincera enhorabuena por terminar uno de los maratones más duros que existen y más aún por hacerlo con tan buena cara y buen humor.

Como bien dices más arriba, no todo va a ser triatlón y hay que combinar otras disciplinas (sobre todo fuera de temporada) para mantener la diversión y que eso de practicar triatlón no se vuelva otro deber u obligación más.

El trail running está atrayendo a cada vez más triatletas que buscan prolongar el buen estado de forma pero si encima tienes la oportunidad de practicarlo en una zona tan idónea para ello como los Alpes Suizos no hace falta más que unas buenas piernas y toneladas de fuerza de voluntad.

Esperamos pronto nuevas crónicas del bueno de Adrián Borrallo que seguro ya está pensando en nuevos retos.

Aquí os dejo un par de enlaces para contactar con él y preguntarle cual es el secreto para tener esa cara tras pasarse 5h corriendo cuesta arriba.

Meta Adrian Jungfrau5 horas más tarde y 2 km más arriba… Finisher!!

ffff

Vista de la línea de meta en Kleine Scheidegg a 2.100m de altitud

Bolsas Jungfrau

Al final no hubo problema para recuperar la bolsa

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6 comentarios en «Maratón de Jungfrau – Adrián Borrallo»

    • Gracias Guillermo por pasarte por aquí.

      La verdad es que tiene mucho mérito el hacer uno de los maratones más duros que existen, terminarlo en menos de 5h (descontando el tiempo de los selfies) y tener el ánimo de sacar el móvil en los últimos kms para hacer unas fotos.

      Chapeau!

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  1. ¡Menudas fotos! ¿Dónde es esta carrera?
    Al final se ve a todos avanzando en fila india y parece que nadie intenta adelantar. ¿Es porque no pueden o porque el camino es tan estrecho como parece?

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    • Hola África,

      la carrera es en los Alpes Suizos, comenzando en Interlaken a unos 50km de Berna y 60-65kms de Lucerna.
      Imagino que llegando al final de la carrera pocos tendrían fuerzas para salirse del camino e intentar ganar alguna posición. Avanzar en fila ordenada no me parece tan mala opción cuando llevas 40kms subiendo 🙂

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  2. Pedazo carrera tú!!
    Es dura pero menudos parajes esos. Cuando leo estas cosas no paro de repetirme eso de… «algún día tú, algún día» 🙂

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