Es muy cierto que solamente la tristeza nos hace recurrir a la filosofía porque nunca buscamos soluciones a problemas que no tenemos.
Esta semana hemos recibido con gran tristeza la noticia del fallecimiento por parada cardiorrespiratoria del ex triatleta profesional Laurent Vidal ocurrido mientras dormía en su Francia natal.
Como ya hemos comentado en este blog, en abril de 2014, Laurent tuvo un primer susto mientras nadaba en la ciudad de Sète (Francia) que le dejó en un coma inducido y le obligó a retirarse del triatlón para centrarse desde entonces en su rol de entrenador.
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En contra de lo que se piensa, este tipo de accidentes son mucho menos comunes entre los deportistas profesionales que los aficionados ya que el primer grupo se somete a pruebas de esfuerzo anuales con el fin de descubrir cualquier anomalía, algo que no hacemos el resto de los mortales a pesar de ser algo que está completamente a nuestro alcance.
Es muy cierto (como reza este titular de El Confidencial) que con la fiebre que acosa nuestro deporte, nos podemos gastar 3000 € en comprar una bicicleta pero no 90 míseros euros en una prueba de esfuerzo que nos podría llegar a salvar la vida.
¿Qué es una prueba de esfuerzo?
Es una prueba realizada por tu médico para descubrir cualquier anomalía en tu corazón. Sirve para determinar la cantidad de stress o trabajo que tu corazón puede asimilar antes de empezar a funcionar con un ritmo anormal o evidencias de isquemia (incapacidad de proporcionar suficiente riego sanguíneo a los músculos).
Lo más común es que tenga lugar en una cinta de correr o una bicicleta estática, empezando a un ritmo muy suave e incrementando poco a poco la dificultad durante unos 15 minutos aproximadamente. Los factores que se miden son tu electrocardiograma, ritmo cardiaco y tu presión sanguínea.
Nunca he tenido problemas de corazón y siempre he hecho mucho deporte. ¿Por qué necesito una prueba de esfuerzo?
- Evaluar si tu corazón recibe suficiente riego sanguíneo a medida que incrementas tu nivel de esfuerzo.
- Determinar la probabilidad de tener una enfermedad coronaria y si es necesario realizar un seguimiento controlado.
- Identificar cualquier patrón anormal en tu ritmo cardiaco.
- Examinar que el funcionamiento de las válvulas de tu corazón es el correcto.
- Ayudarte a crear un programa de ejercicio con total seguridad.
- Controlar la eficiencia de cualquier medida tomada en el pasado para incrementar la circulación de la sangre por los vasos sanguíneos.
- En caso de que las uses, evaluar la eficiencia de tu medicación para controlar angina de pecho e isquemia.