La historia se repite una y otra vez.
¿Te gustaría participar en un triatlón pero no te atreves o no te gusta nadar en aguas abiertas lejos de tu tranquilizadora piscina de aguas cristalinas?
Es muy fácil tenerle miedo a las salidas masivas, a perder el rumbo durante la natación, a las misteriosas criaturas marinas que nos aguardan en el agua para atacarnos en cuanto ponemos el pie en sus dominios
Cada uno tiene sus fobias y a todos nos parece que estamos cargados de razón.
Nadar en aguas abiertas no es fácil.
La mayoría de nosotros nos pasamos todo el año nadando en una relajante piscina azul con olor a cloro, siguiendo una eterna línea negra dibujada en el fondo, en un escenario acotado y cerrado en donde puedes controlar absolutamente todo lo que te rodea.
Por desgracia esto no tiene mucho que ver con lo que te encontrarás el día de la competición y en cuanto den la salida te darás de bruces con la cruda realidad.
Durante tu primera experiencia en aguas abiertas, si no lo has entrenado antes, las siguientes preguntas asaltarán tu mente como una avalancha:
– ¿Por qué están todos tan cerca mía?
– ¿Dónde está la línea del fondo? ¿Cómo me voy a orientar ahora?
– ¿Por qué no veo nada debajo del agua? ¡Si casi no puedo ver mis manos!
– ¿Qué es esa cosa que flota en el fondo? ¿Está viva?
Si dejas volar tu imaginación es muy probable que a los cinco minutos te encuentres nadando a braza y esperando que todos te adelanten para poder calmarte un poco y “empezar tu triatlón” (15 minutos más tarde que el resto).
¿Tantas horas en la piscina para esto?
Empieza desde YA a prepararte mentalmente para esta experiencia, he aquí unos consejos que espero te valgan de apoyo.