Ironman Zurich 2016 – Adrián Borrallo

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Todos tenemos nuestros propios retos o metas personales que solemos fijar a principios de temporada de cara a planificar bien los entrenamientos y llegar a tope a la fecha que más nos interesa.

La mayoría de estos objetivos son medibles, reales y cuantificables pero hay otros casi secretos, de esos que no se suelen compartir a menudo con el grupo de entrenamiento porque son algo a largo plazo y que a veces hasta nos da algo de vértigo pensar en ellos.

Cuando escuchas hablar por primera vez sobre el Ironman y por curiosidad acudes a Google para ver las distancias que esta palabra implica, a menudo cerramos el navegador pensando lo mismo que solía decir Asterix en sus comics… “Están locos estos romanos”.

Pero aunque en ese momento no te des cuenta, la semilla ya está plantada en tu mente.

asterix

Un buen día terminas con una sonrisa de oreja a oreja tu primer triatlón en distancia olímpica y poco a poco vas pensando en lo que tiene que ser terminar un Ironman. Ya no te parecen tan locos esos mismos romanos.

Es por esto por lo que las crónicas de gente que ha terminado su primera carrera, en cualquiera de las distancias, tienen algo especial ya que todos nosotros hemos pasado por esos mismos miedos e ilusiones a lo largo de nuestra carrera deportiva, entrenando para algún reto pero mirando siempre de reojo el siguiente peldaño.

Muy relacionada con este concepto está la frase número 29 incluida en esta otra entrada que dice eso de:

Sabes que eres un triatleta cuando nadie te cree al decir: “Yo jamás haría un Ironman”

La crónica de hoy es mérito exclusivo de Adrián Borrallo, que hace poco más de un año debutaba en la distancia 70.3 en Barcelona y tras una más que notable progresión en tiempo record decide apuntarse in extremis al duro Ironman Zurich conocido por tener un muy exigente sector de bicicleta.

Pero esto y mucho más ya es parte de su gran historia, de la que no os quiero adelantar detalles y con la que os dejo a continuación.

Espero que la disfrutéis tanto como yo lo he hecho.

IRONMAN ZURICH (SUIZA) – JUNIO 2016

ironman zurich

INTRODUCCIÓN:

Mi primer Ironman no estaba planeado, en parte.

Tras haber sido padres en Noviembre de 2015, para la temporada 2016 mi mujer accedió amablemente a dejarme participar en una carrera al mes desde abril hasta Septiembre. En esta negociación nunca pronuncié la palabra “Ironman” ya que hacerlo conllevaba el riesgo de lesión por agresión con arma arrojadiza (probablemente un zapato de la bici con suela de fibra de carbono), consciente ella de las horas de entrenamiento que una prueba de este tipo conlleva.

En mi interior la estrategia era colar “in extremis” el IM de Mallorca en Septiembre si la temporada salía bien, aprovechando que coincidía con nuestro aniversario de boda.

Llamadme romántico…

No obstante la temporada comenzó torciéndose. A un mes de la maratón de Paris empezaron las molestias en la rodilla derecha y no pude participar. En Mayo logré acabar el 70.3 de Aix en Provence con molestias.

En Junio completé el 70.3 de Rapperswil bastante bien pero sin tener la rodilla al 100%. La recuperación fue más lenta de lo que esperaba.

He de decir que adoro vivir en Suiza pero si hay algo que no me gusta nada es la fisioterapia ya que los suizos se creen que con 9 sesiones de 25 minutos mal aprovechados pueden arreglar todo. En el campo de fisioterapia España sobresale.

La prueba de fuego para determinar si haría un IM fue la maratón de Zermatt a comienzos de Julio; 46km y 2.400m de desnivel. Casi nada para alguien que nunca había completado una maratón pero la completé sin molestias.

Tras acabar recibí un Whatsapp de mi amigo Lionel diciendo: “Enhorabuena, estás listo para un IM”. Este mensaje terminó de encender la mecha.

Tras año y medio totalmente enganchado al triatlón, reflexionando sobre los logros conseguidos ese “70.3” en las medallas me hacía sentir a medias. Puede ser una reflexión tonta para los que leáis mi crónica pero yo no me sentía legitimado para decir la palabra IRONMAN.

Quería vivir la experiencia completa y experimentar el dolor de una prueba más exigente. ¿Masoquismo? Puede ser.

Pero el dolor que se experimenta en estas pruebas, independientemente de la distancia, es adictivo.

Casualmente (¿será el destino?) quedaban plazas en el Ironman de Zurich y me pasé las dos semanas previas al cierre de la inscripción entrenando muy pendiente de la rodilla. Respondía bien pero las sensaciones no estaban al 100%.

Finalmente a las 23h del domingo previo a la carrera, 1 hora antes del cierre de la inscripción, ¡BOOM! Me apunté. Al completar el registro sentí un gran alivio ya que tras dos semanas de comida de olla intensa, ¡no había vuelta atrás!

La semana previa puedo decir que lo único que tuve en la cabeza era la carrera.

Comía, bebía, respiraba, soñaba con el Ironman.

Y con ello afloraban muchas dudas:

  • ¿Llevar la bici a una revisión?
  • ¿Cambiar las ruedas “slick” por unas Continental con algo de dibujo dada la previsión de lluvia?
  • ¿Sabría usar el sistema de bombona de aire presurizado en caso de pinchazo?
  • ¿Gafas encima/debajo de gorro de baño?
  • ¿Hidratación?
  • ¿Nutrición?
  • ¿Estrategia de carrera?, etc…

Cervelo-P2

 

DIA PREVIO:

Al contrario que la mayoría de las carreras que he hecho, esta era una de las pocas ocasiones donde teóricamente podría llegar descansado al no tener que viajar, poder dormir en mi cama, poder cuidar mejor mi nutrición los días previos, etc.

Sin embargo, el sábado fue “chungo”.

Mi mujer participaba en el triatlón olímpico también en Zurich y me pasé el día entero de pie. Y es que tras todo lo que ha soportado mi mujer con mis entrenos y carreras, lo menos que podía hacer era ir disfrazado de “cheerleader” y hacer piruetas. Además tuve que cuidar de mi hijo, que a pesar de tener 7 meses entonces era tan compacto como un pitbull y mueve tanto las piernas que apunta maneras para ser triatleta.

Al llegar a casa a las 20h después de completar el check-in estaba reventado.

PROLEGÓMENOS DE LA CARRERA:

Suena la alarma a las 4:30AM

Desayuno arroz integral con aguacate (influencia de Chrissie Wellington) y dos nutellas con tostada (influencia de Kilian Jornet).

A la carrera nos lleva un amigo de Luisen que fue voluntario el año anterior. Tan majo él nos cuenta multitud de historias de zombies que conoció en el avituallamiento con sus vomitonas y necesidad de asistencia médica. Bueno, nadie dijo que iba a ser sencillo…

Ya en el área de transición hago la rutina habitual de preparación. A modo de anécdota, comentar que en mi afán por controlar bien la hidratación/nutrición, en casa pegué en el cuadro de la bici una chuleta con los puntos de avituallamiento justo en el lugar donde posteriormente tenía que colocar la bolsa de geles. !Muy hábil…!

El parque de bicis era todo un escaparate de pepinos de carbono con zapatos lenticulares pero tras la experiencia del 70.3 de Rapperswil esta vez no me dejo impresionar por el tripostureo de los suizos.

COMIENZA LA CARRERA.

NATACIÓN:

IM Zurich natacion

La «salida australiana» en Zurich es todo un espectáculo

La temperatura del agua estaba perfecta y no tiene nada que ver con los 15 grados que soportamos en Rapperswil.

Poco antes de comenzar la natación un señor me pregunta por el circuito de boyas, a lo que respondo que no se preocupe, que siga a la gente, que no hay perdida. Esa era mi estrategia.

También me encuentro con algunos triadictos españoles de Zurich; Aitor y Alfredo con los que charlo un poco, algo que me ayuda mucho a aliviar los nervios.

Comienzo la carrera sin sobresaltos y a los 400m o así me doy cuenta de que estoy yendo a Cuenca. Había seguido a unos despistados y los asistentes de las canoas no habían sido muy buenos reconduciendo el ganado.

Olé mis huevos con mi estrategia.

Tras unirme al trazado correcto cojo ritmo y en el segundo giro de repente el agua se llena de rayos de sol naranjas… Es lo más parecido a una experiencia religiosa que he tenido en mucho tiempo, hasta me entraban escalofríos. ¡Mola!

Al tercer giro comienza la recta interminable donde no es posible ver la última boya pero sigo nadando a buen ritmo aunque comienza a haber oleaje y por primera vez tengo nauseas en el agua. ¡Ley de Murphy! Intento no pensar en ello y me enfoco en seguir adelantando pies.

Termina la recta interminable y al pasar el cuarto giro sin problemas me encuentro con mucho más oleaje. No pienso en ello y me enfoco en respirar por el lado contrario de donde vienen las olas para evitar tragar agua.

Último apretón que ya se acaba.

Termino la natación en 1h10min, en línea con mi objetivo pero haciendo 200m de más, lo cual me ha costado 4 minutos.

En la transición me tomo un batido casero de frutos rojos, plátano y leche de almendra mientras decido ponerme un maillot ciclista con bolsillos grandes para poder acceder mejor a la comida, en especial la tostada con nutella que tenía pensado comer a 20km de finalizar la bicicleta.

CICLISMO:

IM Zurich perfil bici

Se trata de un circuito de 90km a dos vueltas con 1,400m de desnivel.

Comienzo la bici contento de haber tenido una natación sin sobresaltos (a pesar de haber visitado Cuenca) pero a los 15km o así noto que algo me está golpeando los codos y al mirar abajo veo que la cremallera del maillot se ha abierto por abajo y voy “flapeando” valoro la situación y opto por no parar a arreglarlo.

Sobre el km 40 adelanto a un amigo que es más fuerte que yo en la bici y que salió mucho más delante de mí en la natación y me entra el acojone.

¿Estaré apretando demasiado?

Le saludo y sigo tirando cuando justo al adelantarle otra participante se acerca y me dice: “Da gusto oír a alguien hablar. ¡Esto parece un cementerio!”. ¡Jaja!

Sobre el km 73 bajando una cuesta con una pendiente del diablo y mil baches, el torpedo que tengo en el manillar se desencaja y da al botón de transición del Garmin, jodiéndome (perdón por el vocabulario) el control de las referencias para nutrición… Lo reseteo.

Al final de la primera vuelta toca el Heartbreak Hill, una cuesta de 900m y pendiente del 9% dura de pelotas pero al mismo tiempo de lo mejor de este segmento gracias al ambiente. Me sentía como el Tour de France con la gente haciendo pasillo.

Heartbreak Hill Zurich

La subida de Heartbreak Hill da escalofríos y alas a los triatletas

A los 20 km de comenzar la segunda vuelta noto que empiezo a flaquear un poco y a pesar de ir a 31km/h en llano me adelanta un competidor con una bici de paseo. Le faltaba la cesta de mimbre. ¡Ostias!

Al poco me adelantan dos señoras del segmento de edad 50-54 y he de decir que la vista de sus cuerpos serranos incitaba al drafting.

Nota mental: seguir fomentando la práctica del triatlón a mi mujer.

El resto de la vuelta transcurre sin novedad salvo la última escalada Heartbreak Hill antes de finalizar este segmento. Esta vez las piernas dolían y había menos seguidores con lo que se hizo bastante duro.

Concluyo la bici en 6h 10min, un poco por encima de mi objetivo de bajar de las 6 horas.

Adrian Borrallo

En esta foto se aprecia el problema que tuvo Adrián con la cremallera del mallot

En la T2 me encuentro con una amiga de Luisen que era voluntaria. Con ella y otra compañera me echo unas risas mientras me ponen cremita solar.

CARRERA A PIE:

Una cosa es la teoría y la percepción externa que se pueda tener sobre este sector pero solamente cuando lo experimentas por primera vez te das cuenta del peso de esa palabra.

Es en este segmento donde adquiero por primera vez plena conciencia del significando de la palabra “IRONMAN”

Es una sensación rara, al estilo del feeling que me produce escuchar alguna canción de Linkin Park cuando me imagino que un huracán me da de frente en la cara.

Tras 4km de natación y 180km de bici toca cascarse una maratón…

Por suerte es un circuito llano y gran parte del mismo transcurre a la sombra asi que decido darme al lio y sigo mi práctica de otras carreras; no mirar al Garmin y dejarme llevar por las sensaciones. Tomo un gel.

Aquí destacar que hice mala elección cuando me compre el trisuit (el único que tengo), un Orca con dos bolsillos traseros que están recubiertos para impedir que el contenido se salga, algo que a primera vista parece “inteligente” pero que dificulta enormemente acceder al contenido durante la competición, y más para un celiaco como yo que no puede tomar los geles que ofrecen en los avituallamientos dependiendo mayoritariamente de lo que lleve encima.

Al tomarme el gel noto un retortijón… ¡Cago en tooo! Decido no tomar más geles durante un rato para evitar acabar como Julie Moss en Kona.

Julie Moss

Julie Moss en Hawai 1982 a punto de cruzar la línea de meta

Pronto empiezo a adelantar a los zombies y muchos de ellos son gente que es buena en la bici decidiendo darlo todo en este segmento sin importarles lo que pase en la carrera a pie.

He oído que en Niza incluso hay participantes que salen con la luz frontal ya en la cabeza asumiendo que se les hará de noche.

Sigo a mi bola, paso a paso y pendiente de la rodilla.

El circuito es menos bonito de lo que me imaginaba, destacando la parte que discurre por la orilla del lago donde tu sufrimiento se ve acentuado viendo los cuerpos serranos de las suizas en bikini comiendo helados y bebiendo cerveza.

Poco antes de acabar esta sección del lago me cruzo con Daniela Ryf, que va en primera posición con la cara roja y un gesto de determinación que no sabes si va a matar a alguien o tiene un retortijón que se va a defecar encima.

Le grito “Go Daniela, go!” igual que cuando me adelantó en la bici en Rapperswil…

Acabo la primera vuelta justo antes de que Daniela cruce meta en primer lugar. ¡Vaya máquina! Y eso que una semana antes había arrasado también en Challenge Roth.

Las siguientes tres vueltas me centro en ser constante, subiendo las dos mini cuestas andando rápido y en los avituallamientos me aseguro de beber bien aunque pierda tiempo. Vuelvo a tomar un gel cada vuelta y trozos de plátano con sal.

A falta de un kilómetro y con la seguridad de acabar aprieto a tope y adelanto a mucha gente.

Un espectador me grita “Sehr stark” (“muy fuerte”). ¡Yeah!

Al entrar en la alfombra de meta voy acelerado, no soy capaz de frenar ritmo mientras voy buscando con la mirada a Anna-Marie y Ethan hasta el punto de que me olvido de chocar los cinco con el animador.

Al identificar finalmente a Anna-Marie y al pequeñín les mando un beso y cruzo la meta dando un brinco aunque ya en ese mismo instante me doy cuenta de que no ha sido buena idea considerando que tenía las patas de palo, el aterrizaje en el suelo no iba a estar muy amortiguado. Afortunadamente, no tiene mayores consecuencias.

Concluyo la maratón en 4h 17min, para un tiempo total de 11h 53min.

Lo cierto es que esos últimos 50 metros son borrosos, recordando algo de las gradas, las animadoras (¡je je!), mi mujer e hijo pero no se me grabó el momento en el que dijeron YOU ARE AN IRONMAN.

Dave Scott comentó una vez que le parecía una falta de respeto hacia el cronometro y la competición ralentizar al poco antes de cruzar meta para celebrar.

Tras casi 12h de paliza física, yo debería haber ralentizado en la alfombra de meta para disfrutar del ambiente y asimilar mejor el reto que acababa de completar. Un reto que dos años atrás me reía solo de pensarlo.

Adrian Borrallo

CONCLUSIONES:

Me quedo satisfecho por haber hecho menos de 12h, teniendo en cuenta que no había entrenado para esta carrera, ni por horas (7 a 12 horas semanales) ni con un programa específico.

Puedo mejorar muchas cosas, algunas fácilmente como el tiempo que paso en la transición (15 minutos).

Entiendo mejor cómo responde mi cuerpo en esta distancia y la próxima vez estaré más confiado para apretar los dientes más.

Me queda la duda de si disfruto más con la media o la larga distancia, pero me encanta este deporte ya que me hace ser más fuerte como persona y afrontar la vida con un prisma más positivo, me permite desconectar del mundo un rato y los resultados dependen puramente de mí y la disposición a dar lo máximo de uno mismo.

Cartel IM Zurich

Enhorabuena Adrián!! Y muchas gracias por tu crónica, mucho ánimo en todas las metas que aún te quedan por cruzar.

Si queréis contactar con él o simplemente conocerle algo mejor, os dejo un par de enlaces:

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1 comentario en «Ironman Zurich 2016 – Adrián Borrallo»

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