No tengo por costumbre el publicar las crónicas de mis propias carreras.
Esto no quiere decir que no las escriba pero siempre me ha llamado más la atención el conocer el punto de vista de los demás. Escapar de sus errores e imitar sus aciertos.
Con el tiempo me he dado cuenta de que lo que no se escribe se va perdiendo en la memoria y me he obligado a mí mismo a dejar huella escrita de lo que ha sido mi primera participación en una Gran Fondo.
Este caso es un tanto especial ya que la Strade Bianche Gran Fondo fue una auténtica aventura desde el primer momento con un total de 14 horas de viaje, una furgoneta llena de bicicletas y sus 5 dueños en busca del barro en la Toscana Italiana.
Ya he publicado las crónicas de Alfredo y de Aitor para ver como una misma experiencia puede variar en gran medida, dependiendo del cristal con el que se mire.
Mi único objetivo eran terminarla dignamente, intentar seguir al grupo, ver como ruedo en un pelotón tan numeroso y disfrutar de un fin de semana entre amigos.
No me marqué ningún objetivo de tiempo y estoy seguro de que esto me ayudó a disfrutar la carrera mucho más.