Llevaba tiempo «amenazándonos«. Diciéndonos que haría un triatlón a la antigua usanza, con bañador Speedo de principio a fin, bicicleta antigua, camiseta recortada para correr y un Casio en la muñeca.
Por un motivo u otro, todos los del grupo habitual nos fuimos bajando del carro y al final se quedó solo defendiendo su idea.
Pero él no se arredró, no puso excusas, sino que se cargó de todo el valor que cabía en ese diminuto bañador y saltó al agua…
Esta es la historia de nuestro asiduo colaborador Carlos Muñoz que llevaba tiempo hablando de hacer un viaje a los orígenes del triatlón, dejando de lado por un día los pulsómetros, medidores de potencia y demás.
Os dejo con su historia, muy detallada como es habitual, de cómo resolvió elegantemente esta cita con el triatlón sprint de Uster.
ANTECEDENTES:
La principal razón por la que he decidido correr a lo retro o vintage es por el simple hecho de pasarlo bien, porque me apetece y me gusta.
A veces, leyendo alguna crónica de carrera, te encuentras cosas como que el objetivo era hacer 350W de potencia media, que tuvo problemas con el speedsuit, que la relación de marchas en la bicicleta no fue la correcta o el Garmin le dio unas lecturas anómalas.
Sin embargo, más tarde hacen referencia a la edad dorada del triatlón y los míticos Scott, Allen o Molina que eran auténticos puristas del deporte.
No tiene mucho sentido, pienso.
Me gustan mucho las bicicletas clásicas y entre las joyas de mi colección cuento con 5 máquinas de las ahora llamadas vintage:
- Bicicleta militar del ’45
- Orbea de la década de los ’80
- Specialized ’92
- Rayleight Rapide Team Edition de los ’70
- Magni Exclussive ’70
Incluso mi actual bici de carretera, una Trek Alpha 1.9, roza la categoría de clásica con sus 10 años y un más que fiable cuadro de aluminio.
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Como buen triatleta que soy, me gusta colgarme cualquier dorsal (nadar no es mi especialidad favorita, todo sea dicho) y suelo entrenar con más gadgets de los que seguramente necesite a la vez que manejo una gran cantidad de datos (a lo que estoy acostumbrado debido a mi profesión de científico).
Incluso podría afirmar que llego a disfrutar de esta avalancha de información.
Por contra, cuando compito o salgo a entrenar un fin de semana cualquiera, no sigo un plan establecido y me ciño al instinto o a los pareceres de la grupeta, habitualmente capitaneada por Angel Hess de Tempo-Sport.
De todas formas, no dejo de grabar todo lo que hago para más tarde analizar mi progresión.
Tras una carrera, ya en frío, es cuestión de interconectar las sensaciones con ese mar de datos para entender el resultado obtenido.
PREPARACIÓN DEL EQUIPO:
Hace un par de años, estaba buscando una bicicleta clásica de la marca Peugeotpara añadirla a mi colección cuando me encontré con una Specializedque llamó mucho mi atención.
Al buscar algo de información sobre ese modelo, descubrí que era la tope de gama de Specialized en 1992.
Una de las primeras bicicletas fabricadas en carbono por la marca californiana, prácticamente hecha a mano y cuyo cuadro estaba inspirado en la famosa Allez de la década de los ’80-90.
Teniendo en cuenta que el triatlón nace en los ’80 pero toma fuerza tal y como lo conocemos a principio de los ’90, no se hizo complicado buscar un punto de convergencia entre esa Specialized y la cuna de nuestro deporte.
California, principios de los ’90. Suena bien, ¿no es cierto?
Aquí comienza mi búsqueda de los triatlones con mayor solera en el mundo, como Allgäau que cuenta ya con más de 30 ediciones (concretamente se celebró la 35 este verano), algunos otros en California o Vitoria y Zarautz en el País Vasco.
También contacté a varios gurús del triatlón con diversas dudas sobre equipamiento, la bici, etc…
Sé que todavía me quedan detalles que ultimar para realizar puramente un triatlón a lo old school pero también sé que toda aventura comienza con un pequeño paso.
La verdad es que me llevó casi un año el tener clara una imagen en mi cabeza de lo que quiero conseguir, pero ya va tomando forma:
Emplearé la Specialized Epic ’92 a la que en un futuro no muy lejano quiero instalarle un grupo dura-ace de ese mismo año ya que de momento solamente tiene los frenos dura-ace y el resto es de principios del 2000, Shimano NRX.
La botella será la primera que he tenido, 20 años han pasado y todavía sigue conmigo.
Para la carrera a pie, usaré los Reebok Sublite Sport que aunque son actuales, tienen un toque retro que pega muy bien con el conjunto.
A pesar de que este modelo ha sido descatalogado hace poco, todavía se pueden encontrar algunos pares sueltos si buscas bien por internet.
La web de Reebok España suele tenerlos a la venta de vez en cuando.
En el futuro me haré con unos Reebok Classic G6000 que son un mito ya.
Por supuesto, nada de Garmin. Llevaré una réplica del primer Casio G-Shock que tuve cuando era niño.
No tendré, por lo tanto, acceso a ningún tipo de información durante este triatlón sprint de Uster, nada más que el tiempo total que me irá dando mi Casio.
A pesar de que las gafas de sol más icónicas del momento fueron las Oakley Razor Blades ’90 o las Eyeshades ’80, yo llevaré unas de nuestro patrocinador Gafas Roberto, con sede en Málaga, que apoya en gran medida el club de triatlón de mi ciudad, el 28300:
Ellos me mandaron con gran amabilidad el modelo So Cool Black que sigue un poco el estilo de las RayBan Wayfarer y estoy encantado con ellas.
Una gorra de running sería el complemento ideal para la carrera a pie pero por desgracia, me olvidé la mía de Z3r0d en España de modo que emplearé una gorra Castelli de ciclismo que pegaba muy bien con los colores de mi club.
Quizás una cinta de Red Bull sería el toque ideal, a lo Sven Riederer, pero eso lo dejamos para la próxima carrera.
Quería también que Z3r0d tuviese presencia en este triatlón Sprint de Uster asi que, tras unos retoques para hacerla más retro, llevaré su camiseta «Train hard, race hard«.
EL DÍA DE LA VERDAD:
Veníamos de una semana de rayos y truenos, literalmente.
Tormentas de verano con aparato eléctrico que te obligaban a adaptar los entrenamientos en consecuencia.
El agua del lago estaba a 22 grados, el ambiente a 8-9° y aunque se pasó toda la noche lloviendo, cuando amaneció, la lluvia nos dio una tregua.
Decidí por precaucion dejar una camiseta termica sin mangas en la T1 y ponérmela para hacer el sector de bici (ya que iba a ir solamente con un speedo y un top).
«Para meterme más en el papel retro, decido ir sin neopreno, a speedo libre«
NATACIÓN:
La natación la paso sin problemas o percances dignos de mencionar.
Solamente el típico agobio al girar en las boyas y algo de agobio hacia el final ya que flotaba una ligera niebla en la superficie del lago que junto a la salida del sol hacía complicado el orientarse.
Salgo del agua en unos 16 minutos.
La transición en Uster no es muy larga, razón por la cual el año pasado lo bordé con un tiempo de 1 minuto y poco.
Pero este año, debido al fresco, decido ir a asegurar.
Llego a la bici, me seco un poco (con mi toalla de Winnie the Pooh) y me pongo la térmica que me da algunos problemas. Al estar yo mojado la camiseta se me pega, no entra, no puedo meter la cabeza, un circo vamos.
Para no perder más tiempo decido ir sin calcetines y debido a los nervios no consigo ni abrochar bien el casco.
Al final 2:34 de transicion, casi minuto y algo más que el año pasado.
CICLISMO:
Respecto a la bici, igual te parece una tontería, pero siento que voy más rápido cuando uso bici de carretera que la de contrarreloj.
Y eso que en esta ocasión iba con rastrales que te obliga a tirar mucho del tibial y a mitad del sector ya los notaba algo tocados.
Aunque como iba pasando a bastante gente, pensé que seguiría a fuego hasta el final y si muero… ¡pues le echo la culpa a la bici!
Exceptuando a otro triatleta con el que intercambié la posición en varias ocasiones, solamente me pasaron otros dos que iban con cabra y rueda lenticular.
No tuve que cambiar de plato en los 20 km y apenas usé 2 o 3 piñones. Sencillo y simple, como en los ’90, volviendo a los orígenes.
Al final me sale una media de casi 38 km/h y he de reconocer que me lo pasé en grande adelantando a gente en esta bici mientras hacía sonar el timbre.
Por desgracia la vuelvo a liar en la transición y me equivoco de dirección justo a la entrada. Tengo que dar media vuelta para encontrar mi sitio en donde dejo mi bici y me meto una ración de Ventolín que luego no notaría al correr por lo que igual me salió rana.
Tiempo en la T2, medio minuto más que el año pasado.
Contando ambas transiciones habré perdido 1:30 o 2 minutos.
CARRERA A PIE:
Entro en seguida en modo piloto automático, pero no tengo claro a qué ritmo estoy corriendo ya que solo llevo el tiempo en mi Casio y no me voy a poner a hacer cálculos con la que tengo encima.
Las zapatillas estas me gustan mucho, son muy cómodas y solo 150 gramos, pero por desgracia, son un maldito imán para las piedrecitas.
En cuanto piso un tramo de camino y vuelvo al asfalto, parece que me persiguiese un coro rociero dando castañuelas.
Creo que necesito algo más duro en la suela y que me de algo más de sustentación.
Salvo alguna molestia por el asma, sigo corriendo al límite.
Sale el sol y empiezo a pasar un poco de calor ya que llevaba aún la térmica puesta así que me la subo un poco acentuando todavía más el look retro.
Acabo en 22:02 y una media de 4:25 minutos por km.
CONCLUSIONES:
Estoy contento ya que no he fallado en nada en concreto.
Obviamente, la natacion es la que es, no es mi fuerte.
En la bici, hice lo que pude con los medios que tenía y no me puedo quejar. Supongo que en la de carretera con las ruedas de carbono iría más rápido.
Y respecto a la carrera a pie, pues teniendo en cuenta que este mes solo he corrido 11.2 km (según TrainingPeaks), he hecho prácticamente el mismo ritmo que el año pasado en Zurich, que era mi record personal por aquel entonces.
Para consolarme, pienso que si no hubiese perdido tiempo en las transiciones y llevando equipamiento actual que me permitiese hacer un ritmo parecido al del año pasado… me habría acercado mucho al Top 10.

- Su crónica del triatlón Sprint de Sempachersee.
- Su crónica del Olímpico de Uster cuando lo hizo en 2016 con material actual.
- Su perfil de Instagram, siempre muy activo. Camino de «influencer»